"Y se harán nuevas todas las cosas ... y no habrá más lágrima, ni llanto, ni dolor ... porque el templo de Dios estará en las personas con las cuales Él vivirá ..."
Estas palabras, retiradas del libro bíblico de Apocalipsis o Revelación, capítulo 21 versículos 5, 4 y 3 retratan de una forma hasta poética el feliz resultado de vivir el "secreto sagrado".
El versículo 2, a su vez, habla de un "matrimonio", citando a una novia adornándose para su marido. Ya en el versículo 1, habla de haber visto nuevos cielos y una nueva tierra, porque los cielos y la tierra anteriores ya no existían ...
Dejando que tu reflexión lleve a caminos más extensos ya lugares más profundos en el entendimiento de este pasaje, vamos a considerar algunos puntos:
El vers. 1, dice sobre "nuevos cielos y una nueva tierra por la que los cielos y la tierra anterior ya no existían". De hecho, la mayoría de nosotros "despierta" para nosotros mismos, para DIOS y SU propósito, cuando damos cuenta de que la forma en que vivimos no es necesariamente como idealizamos. Despertamos, cuando nuestra vida parece estar sin sentido. Cuando llegamos al punto de cuestionar la existencia de Dios. Despertamos, cuando todo parece confuso y decimos: ¡no era esa la vida que yo había planeado! En otras palabras, cuando "los cielos y la tierra" que dibujamos para nosotros pasan a no existir. Entonces, buscamos "nuevos cielos y una nueva tierra" y los vemos, cuando algo o alguien nos ayuda a ver lo que de hecho Dios ha estado muy preparado para nosotros. Entonces viene el vers. 2 ...
El vers. 2, habla sobre la Nueva Jerusalén vestida como una novia para su marido. Si avanza en sus estudios teológicos, verá que la expresión "Nueva Jerusalén" es una simbología y se refiere siempre a un pueblo escogido, una nación separada. ¿Que quiere decir eso? Que entramos en la etapa 2: reconocer que somos escogidos, separados por Dios. ¡Sí, debemos asumir tal condición! Si usted ha sido llamado por él para ser "propiedad especial", acepte la invitación! Y, entonces, empiece a "adornarse" como una novia a su marido, o sea, entienda que necesitará de todo un proceso, un pasaje repleto de enseñanzas, cambios, adaptaciones, para mostrarse apta (o) para unirse verdaderamente a ÉL, como en un matrimonio. Y cuando recordamos la institución del matrimonio en los primordios de la historia, se dice que "el hombre debe unirse a la mujer y ambos deben ser una sola carne". Este es el proceso descrito en el vers. 3 ...
El vers. 3 relata que el "templo de Dios estará en las (o" con las ") personas con las cuales Él vivirá". Esto nos recuerda las palabras del apóstol Pablo a los corintios, que dice ser "templo del DIOS VIVO". Hay otro pasaje, en el libro de Hechos de los Apóstoles, en el que dice que "Él no habita en templos hechos por manos humanas". Sí, debemos asumir y entender verdaderamente esa verdad: somos la vivienda de Dios. Siendo la vivienda DELE, nos volvemos UM, tal como el matrimonio representado en el vers. 2. Cuando alcanzamos ese clímax de la adoración, entendiendo ese principio de unidad, dejamos vivir en nosotros lo que hay de más completo ...
El vers. 4, revela algunas de las agradables consecuencias: "y no habrá más muerte (no nos frustraremos más con la pérdida de un sueño, de una planificación, de una historia), no habrá más tristeza, ni llanto, ni dolor, pues todo es pasado "
Al final, como dice el vers. 5, "se hacen nuevas todas las cosas"!
¡Viva esa verdad, viva la vida que Dios te ha planeado!
¡Que Él sea contigo y en ti aún más!
Yedidyah