Las personas, en su gran mayoría y desgraciadamente, son inconsecuentes en sus actos o palabras.
Tal vez sea ese uno de los grandes motivos para ver tal estancamiento o hasta involución en tantos y tantos individuos.
Debemos reflexionar. Y reflexión es eso: volverse, retractarse, traducir, repetir, resonar, repercutir, transmitir, considerar, ponderar, pensar, razonar o pensar con madurez.
Generalmente la palabra refleja se asocia a la reproducción de una imagen en un espejo o material pulido. Y la reflexión no deja de ser eso. Al final cuando reflexionamos sobre algo, es como si lo pusiéramos ante nosotros analizando cada detalle.
Sin embargo, este análisis debe ser profundo, consciente y analítico. Y eso debe involucrar todas las cosas: a nuestro alrededor y en nuestro interior.
No podemos ser meros espectadores, inclinados en el muro de la vida, viendo pasar.
Es necesario parar para reflexiones constantes sobre nuestro proceder (pensamientos, gestos, palabras y acciones), sobre lo que nos hablan, lo que nos aconsejan, sobre las cosas que suceden a nuestro alrededor, en fin, sobre todo lo que nos envuelve.
Es necesario reflexionar sobre todo, viendo en cada detalle algo de significativa importancia para la construcción y evolución de nuestro yo.
Ahora, de nada sirve reflexionar, si no realizamos los cambios o ajustes necesarios como consecuencia de nuestras reflexiones.
Tal vez sea ese otro gran motivo para ver tal estancamiento o hasta involución en tantos y tantos individuos ... pero eso es otro capítulo.
¡Que el AQUEL que nos ha hecho a SU imagen y semejanza sea contigo y aún más en ti, hoy y en todos tus días!
Yedidyah